“¿Cómo hizo para dormir con ese monstruo?”, me preguntó una de las víctimas de mi marido, Pablo Escobar. “¿Era cómplice o víctima? ¿Por qué no hizo nada? ¿Por qué no lo dejó? ¿Por qué no lo denunció?”. Esas preguntas, probablemente, son las mismas que miles de personas se hacen sobre mí. La respuesta es porque lo amaba; y aunque a muchos les parezca insuficiente, la verdad es que esa fue la razón por la que estuve a su lado hasta el último día de su vida, a pesar de que infinidad de veces no estuve de acuerdo con sus acciones y sus decisiones.
Este es el trasfondo de la confesión que hace en este libro Victoria Eugenia Henao, nombre original de la viuda de Pablo escobar, conocida ahora como María Isabel Santos.