Sinopsis
El mayor dramaturgo de todos los tiempos fue también un extraordinario poeta, y como tal ya habría pasado a la posteridad. La fluidez que mostró enlazando versos sobre el escenario encuentra su vertiente más íntima en la lírica. Las cuestiones inherentes a la condición humana son perfiladas por un Shakespeare que, sin ocultarse detrás de personajes ficcionales, descubre sus más profundas inquietudes sobre el amor, la muerte, la pervivencia y el inexorable paso del tiempo. Con la magnífica traducción de Andrés Ehrenhaus, los textos aquí seleccionados respetan el verso original y suponen un festín para los amantes de las buenas letras.
«Mis ojos ven mejor si están cerrados,
así no se distraen con simplezas;
mas al dormir, te ven en sueños claros
y brillan en lo oscuro como estelas.
Y tú, sombra que alumbras a otras sombras,
si a ojos que no ven reluces tanto,
¿podrá lucir aún más tu dulce forma
en plena claridad y a pleno campo?
Pues si en la noche inerte tus borrosos
contornos engalanan mi pupila,
¿podrán embelesarse más mis ojos
al verte a la luz viva de los días?
El día es noche cuando no te veo
y días son las noches que te sueño.»
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